La madera es recién aserrada y se embarca en contenedores hacia nuestros depósitos, allí es descargada y se deja secar al aire entre 1 y 2 años según el espesor. Una vez el iroko disponga del nivel óptimo de humedad para ser trabajado, es puesto a la venta. Su precio es sensiblemente más económico que la madera kd secada en origen, ya que en este caso habrá perdido su tonalidad exterior amarilla y por efectos climáticos encontraremos algunas rajas en las testas y esquinas.